Sientes que la presión empieza a subir, externamente te encuentras con muchas cosas que demandan de ti: las horas de trabajo se alargan, el tráfico se hace lento, las demandas financieras te hacen sentir encañonado. Las presiones internas se intensifican: demandas que te haces a tí mismo, la autocrítica se aviva, las ideas de cómo tiene que ser se hacen más rígidas (frecuentemente de manera inconsciente) y a la vez, se van desarrollando los mismos tipos de insistencias hacia otras personas y el mundo en general. Llega todo a un punto crítico y se desata el enojo. Puede ser una nimiedad, o puede ser algo que amenaza toda la estructura.

El enfado se desata a partir de una serie de eventos complejos, tanto físicos como mentales, y el problema es que te va arrastrando de manera incontrolable; te encuentras atascado en una avalancha de emociones, pensamientos y acciones que te dañan y dañan a otros; te encuentras bajo la tormenta del enojo y ahora es casi imposible desenredarse de la hostilidad que trae por delante.

El enojo, como todo lo demás, ocurre en el momento presente. Se han juntado algunas condiciones y has quedado atrapado en la bomba del enojo. Este caparazón explosivo no te permite ver claramente, pero con práctica puedes darte cuenta del mensaje del enojo y liberar tu capacidad sabia y constructiva y así resolver el problema.

Entiende el mensaje del enojo, así como lo señalaba Yoda a Luke Skywalker: Detrás del enojo hay temor, subyacente del temor hay una creencia fija. ¿Cuál es la creencia que te lleva al temor y al enojo? Esto resulta muy útil para realmente conocer las causas y condiciones que sustentan y mantienen el enojo en mi. Debajo del fuego del enojo, hay un mensaje que es importante reconocer.

Cuando notas que el enojo, la irritación o sentimientos fuertes como la ira surgen, detente un momento y trata de ser consciente de ellos. Aplica una atención estable en las sensaciones de tu cuerpo, y luego trata de percibir sensaciones más sutiles que están bajo la superficie de aquellas que fácilmente notas. Descansa tu atención en tu respiración por unos instantes y date cuenta de las diferentes sensaciones que se van presentando.

No tienes que hacer nada especial. solo relájate y confía en tu capacidad de darte cuenta. Una vez que tu atención es más clara, hazte preguntas sencillas: ¿Qué es lo que me altera tanto de esta situación? ¿Cuál es el pensamiento que me preocupa o me asusta? ¿Qué hay detrás de este enojo? ¿Acaso tristeza, decepción?

Practica sin hacer ningún juicio hacia lo que surge, sólo con curiosidad y atención. No necesitas arreglar nada. Respira con atención y permite que las respuestas emerjan a tu conciencia.

El enojo es una expresión de aversión ante una realidad que se está manifestando en el momento presente. Sin embargo, cuando lo miras con mayor profundidad, puedes encontrar otros sentimientos y pensamientos que están activándose simultáneamente. No es ninguna falla personal tener estos sentimientos y pensamientos; lo importante es cómo respondemos ante ellos cuando surgen. Esto es lo que hace la diferencia.

Encontrarnos ante el enojo con atención plena y compasión, nos puede guiar a las mejores lecciones que la vida ofrece. Esto, además, te ayudará a encontrar paz y sabiduría en medio de las dificultades cotidianas en la vida.