Experimentar paz no significa que evades y te aíslas de todo lo que es ruidoso, complicado, demandante, desafiante; significa que, en medio de todas estas cosas, descubres la geoda de paz en tu corazón: Un espacio de quietud y claridad. Intenta la siguiente meditación:

  • Adopta una postura cómoda. Asegúrate de que tu espalda está erguida.

  • Haz conscientes las sensaciones físicas en el territorio de tu cuerpo.

  • Si te topas con un área de tensión, invítala a suavizarse; relaja.

  • Une esa tensión con  tu respiración: Inhala y hazla consciente; exhala y relaja un poco más.

  • Repite.

  • Inhala y exhala sólo poniendo atención en la sensación de respirar.

  • Permite a tu respiración ser: surgir y terminar.

  • Repite: Sólo inhala y exhala manteniendo tu concentración en el proceso.

  • Haz consciente cualquier emoción que se encuentre presente. Obsérvala y ve si puedes encontrarte con ella con un sentido de curiosidad y atención.

  • Mientras te das cuenta de la sensación, haz consciente que hay una parte de ti que está observando lo que sucede. No necesitas ser atrapado por la emoción, sólo eres el testigo de su presencia.

  • Ve si puedes ver estas emociones o sensaciones como eventos pasajeros que surgen en tu campo de percepción.

  • Date cuenta que, al mismo tiempo en que surge ésta emoción, sigues respirando.

  • Observa cómo se siente inhalar y exhalar, mientras relajas la necesidad que apremia esta sensación.

  • Observa ese espacio de quietud que se abre mientras te relajas con tu respiración.

  • Observa qué tanto se ha suavizado o cambiado ésta sensación.

  • Respira: Inhala y exhala poniendo tu atención en la presente respiración.

  • Regresa a la sensación que te apremiaba.

  • Regresa al espacio que se abre, de calma y de claridad

  • Imagina una geoda de paz dentro de ti, brillante y hermosa.

  • Regresa a tu entorno, terminando la meditación y reconociendo la geoda de paz en tu interior.