prismas_de_coloresSiempre me ha costado trabajo poner en palabras, en blanco y negro, lo que pienso y lo que siento en determinado momento. Las palabras y el orden que requieren para que tengan sentido me suelen parecer limitantes ante el universo de pensamientos y sentimientos que me abordan momento a momento: Prismas movidos por el viento, efectos de lupa por las gotas de lluvia entre rayos de sol y sombras móviles, todo esto haciendo arcoíris, luces y vacíos.

 

Acompañame mientras te platico, con analogías e imágenes por dónde he andado.

 

Hace algunos días realmente estaba sintiéndome como en el fondo de una cañada obscura. Como si una gran montaña se hubiera trepado sobre mi cabeza, definitivamente más grande y pesada que una simple sábana de depresión. Más ahogadora que la tiniebla dentro de un pozo, y sin embargo, más ligera. Más sutil.

Algunas cosas parece que llegan a un impasse antes de que empiecen a moverse nuevamente hacia adelante. Saber ésto nos puede librar de muchos apuros. El forzar las cosas no siempre funciona, es más, a veces es una pérdida de tiempo y de energía.

 

Aún así es difícil vivirlos. Ese sentimiento de atascamiento gris, en donde no me siento cómoda, y en donde el siguiente momento de esperanza parece elusivo. La realidad es que la experiencia de frustración, ansiedad, impaciencia, duda y tristeza no son agradables.

 

Uno de los aprendizajes de mayor relevancia cuando nos entrenamos con la meditación y el mindfulness es darte cuenta que es posible conocer las propias emociones de diferentes maneras dependiendo de cómo ponemos atención.

 

Aprender a conocer también incluye, por supuesto, aprender a dejar ser, tal cual es. En vez de correr a buscar una solución, en vez de agregar más ansiedad a la incomodidad, aprendemos a relajar un poco el ansia por encontrar un arreglo, y permitir que se exprese en toda su riqueza aquello que no es para nada agradable.

 

Practicar regularmente la meditación te va haciendo más diestro para navegar estos momentos incómodos en donde no parece haber escapatoria. La imagen que viene a mi cabeza es como estar en una barca en medio de las olas, siendo arrastrado y tambaleado por los pensamientos y las emociones. Estos parecen vientos y corrientes más allá de nuestro tan ansiado control. Pero con la práctica seremos como capitán de éste navío, que ha aprendido a maniobrar su atención, y es capaz de librarse del hundimiento; de forma que es hábil para guiar su nave de regreso hacia aguas más calmas. La vida tiene muchas tormentas.

 

Quedé atrapada en el fondo de esta cañada obscura, enmedio de torrencial tormenta de sentir lástima por mi misma: me encuentro sin trabajo y sin ver claramente alguna opción viable de generación de ingreso. Varias oportunidades fueron solo fantasía, varias otras no son claras, de hecho no estoy segura si éste es el camino correcto con respecto a mis opciones y decisiones. Me encuentro a la espera, desde hace meses de respuestas a proyectos que me entusiasman. Una persona querida comete suicidio y esto tiene un efecto de gran impacto emocional, sobretodo en este momento. Mi esposo también está sin empleo, y los gastos de vivir siguen sumándose. Los amigos parecen lejanos, ni siquiera tengo el ánimo de buscarlos. No hay para atrás ni para adelante. Y encima de todo, sin esfuerzo, te encuentras con noticias de abusos de poder en el gobierno, de despilfarros extravagantes de funcionarios impunes, matanzas y asesinatos, conflictos en el país, en la región. Vecinos insolentes.

 

La práctica de mindfulness nos permite hacer un cambio significativo en aquello a lo que le ponemos atención al redireccionarla pro activamente. Por ejemplo, podemos enfrentar nuestras experiencias desde una perspectiva “narrativa” o desde una perspectiva “experiencial”. Las investigaciones de la neurociencia muestran que este cambio de atención tiene efectos tangibles en el funcionamiento de nuestro cerebro y en nuestra mente, de tal forma que el entrenamiento en la meditación permite que este nuevo esquema neuronal ocurra aún en la presencia de pensamientos y sentimientos desalentadores o tristes.

 

De esta manera mindfulness me ayuda a crear un espacio para que la manifestación de las emociones dentro de mi misma coexistan, moviéndose juntas para generar poco a poco una mayor capacidad de elección y bienestar.

 

El patriarca Chino Seng Ts'an dijo: “Si quieres conocer la verdad, no mantengas opiniones a favor ni en contra, y la verdad se revelará por sí misma”

 

Primero es darse cuenta de dónde estás, como decía, sin hacer caso al impulso casi automático de correr para arreglarte, sino descubriendo las minucias, las capas y las sutilezas de lo que es real en el momento.

 

Esto permite que se vea con claridad estas dos maneras diferentes de procesamiento: Una es un modo narrativo: Aquella en donde fácilmente nos quedamos atrapados dándole vuelta sin salida al mismo tema, autoreferencial, entrando en una espiral descendiente que fácilmente nos conduce a la depresión. El otro es un modo experiencial en donde nos damos cuenta del dolor, del estrés, del sufrimiento, del descontento en el momento que surge, sin agregarle nada y sin quitarle nada, con las sensaciones físicas con las que se liga, esto nos da la oportunidad de ver cómo es circunstancial, cómo encaja en un patrón mucho más amplio, esto a la vez nos da perspectiva y oportunidad.

 

Frecuentemente no hay más que hacer. No hay oportunidad nueva que se presenta y permanezco solo ahí, como testigo. La perspectiva sigue siendo atascada y gris, pero curiosamente dentro de un contexto más amplio. Para mi, fueron al menos dos semanas sintiéndome en lo profundo del pozo. Pero consciente del pozo. No hay mucho que hacer, ni para atrás ni para adelante. El cuerpo está sin energía, las lágrimas brotan sin esfuerzo, arrastramos los pies y el cuerpo se mueve como melaza, sin embargo, también son como olas, es móvil, sube y baja. En momentos está mejor, en momentos es inaguantable. Resisto ahí. Observando.

 

En otro estudio realizado por Norman Farb y sus colegas en pacientes con depresión recurrente, encontraron justamente cómo estos dos distintos modos de procesamiento de darnos cuenta que se entrena con la práctica de la meditación, es un elemento importante para salir de la espiral que conduce hacia la depresión. Nuevamente, las correlaciones neuronales en el cerebro son tangiblemente medibles. En esta ocasión la experiencia corroboradora es muy personal.

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Es difícil permanecer en este estado pesimista y abrumado, es difícil sostenerlo con compasión y con curiosidad. Sin embargo, haciendo una analogía astronómica, en la profundidad de la obscuridad nocturna, podemos de hecho, ver más lejos que de día. Podemos ver las estrellas, mucho más lejanas que las nubes y los colores atmosféricos de nuestro cielo. Y al ver tan lejos, vemos hacia el pasado, en donde permanecen silenciosas muchas respuestas a la espera de ser encontradas.

 

Llega el momento en donde las verdades se alumbran. Surgen pensamientos más equilibrados, la calma se ha hecho presente y con ella llegan revelaciones.

 

Poco a poco se ilumina el panorama. El trabajo va teniendo efecto y se ha logrado un mayor entendimiento personal, me siento más confiada nuevamente, yo tengo en el puño el timón de mi barca. De repente las noticias que atiende la atención son buenas, y el cuerpo va recuperando su energía. La esperanza se fortalece, y los colores son más vívidos.

Encuentro que puedo ponerme a compartir, a hacer el esfuerzo de poner en palabras el viaje oscuro de la tristeza y el desánimo que termina con un cielo que empieza a abrirse.